Corea del Sur promueve la apertura total del mercado a través de los tratados de libre comercio (TLC) que eliminan las barreras comerciales. En 2015, el país también abrió a la competencia internacional el mercado del arroz, el único sector agrícola que aún quedaba por abrir. Bajo el lema “país pequeño, pero gigante en economía”, el Gobierno surcoreano tiene previsto firmar tratados de libre comercio con la mayoría de los países del mundo. Hasta el año 2017, Corea ha firmado TLC con 52 países o bloques regionales entre los que destacan Chile, la Asociación Europea de Libre Comercio, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, India, la Unión Europea, Perú, Estados Unidos, Turquía, Australia, Canadá, China, Nueva Zelanda, Vietnam y Colombia. Asimismo, en 2017 rubricó el TLC con cinco países centroamericanos: Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Panamá.
Corea fomenta no solo la inversión directa extranjera, sino también la apertura del mercado bajo la “Ley de Promoción de la Inversión Extranjera”. En Corea, la inversión extranjera directa se define como la adquisición del 10% de acciones de una empresa coreana mediante la inversión de un mínimo de 100 millones de wones, o bien el préstamo a largo plazo (más de cinco años) que una compañía extranjera instalada en Corea lograra de su casa matriz.
Por otro lado, la Ley de Promoción de la Inversión Extranjera garantiza las ganancias de los inversores extranjeros y proporciona diversos beneficios, tales como incentivos fiscales, subsidios en efectivo y flexibilización de las regulaciones del uso del suelo. Además, se ha establecido un mecanismo para proteger los derechos de propiedad intelectual y las transacciones de divisas. De esta manera, se permite a los inversores extranjeros que desempeñen una actividad creativa y eficiente en Corea y que transfieran las ganancias a sus países.
En concreto, los inversores extranjeros pueden recibir subsidios gubernamentales para la compraventa, la instalación eléctrica y de comunicación, y el arrendamiento de terrenos o edificios a fin de instalar fábricas o laboratorios. Además, en el caso de que se adquieran terrenos propiedad del Gobierno central o local, se puede realizar el pago en cuotas durante un máximo de 20 años.
Además, el Gobierno proporciona subvenciones en efectivo según el monto de la inversión extranjera directa y el número de puestos de trabajo que el inversor extranjero pretende crear en el territorio coreano. En definitiva, Corea está dispuesta a ofrecer terreno y capital a ciertas empresas que cuenten con una tecnología destacada y que sean capaces de contratar a empleados coreanos durante un determinado tiempo. La inversión extranjera directa o IED es uno de los indicadores que demuestran que Corea es un país importante en el sector financiero y en el comercio a nivel internacional. También, a la hora de realizar la IED, el retorno del capital sirve para estimular la viabilidad económica en el futuro. La IED vivió una época dorada tras la crisis financiera de 1998. Los flujos de IED hacia Corea del Sur alcanzaron 29.500 millones de USD en 2021. Mientras tanto, el Gobierno surcoreano ha seguido centrándose en perfeccionar el sistema de apoyo a la inversión extranjera directa. En concreto, en octubre de 2010, las autoridades flexibilizaron los requisitos que se exigían para recibir subsidios gubernamentales en efectivo destinados a la IED. Asimismo, se amplió el alcance de los territorios de propiedad estatal sujetos a la contratación privada. En 2014, se enmendaron el decreto y las normas de aplicación de la Ley de Promoción de la Inversión Extranjera Directa para establecer nuevos criterios de reconocimiento de sedes y espacios de investigación y desarrollo de las empresas globales. En 2016, se reformó la Ley de Promoción de Inversiones Extranjeras para simplificar los complejos procedimientos del registro de inversiones extranjeras, las cuales variaban según el tipo de transacción. En la actualidad, el Gobierno procura mejorar las actuales políticas en apoyo a los inversores extranjeros y a las empresas coreanas que han decidido volver a invertir en Corea para promover una mayor creación del empleo de calidad.
Corea fomenta no solo la inversión directa extranjera, sino también la apertura del mercado bajo la “Ley de Promoción de la Inversión Extranjera”. En Corea, la inversión extranjera directa se define como la adquisición del 10% de acciones de una empresa coreana mediante la inversión de un mínimo de 100 millones de wones, o bien el préstamo a largo plazo (más de cinco años) que una compañía extranjera instalada en Corea lograra de su casa matriz.
Por otro lado, la Ley de Promoción de la Inversión Extranjera garantiza las ganancias de los inversores extranjeros y proporciona diversos beneficios, tales como incentivos fiscales, subsidios en efectivo y flexibilización de las regulaciones del uso del suelo. Además, se ha establecido un mecanismo para proteger los derechos de propiedad intelectual y las transacciones de divisas. De esta manera, se permite a los inversores extranjeros que desempeñen una actividad creativa y eficiente en Corea y que transfieran las ganancias a sus países.
En concreto, los inversores extranjeros pueden recibir subsidios gubernamentales para la compraventa, la instalación eléctrica y de comunicación, y el arrendamiento de terrenos o edificios a fin de instalar fábricas o laboratorios. Además, en el caso de que se adquieran terrenos propiedad del Gobierno central o local, se puede realizar el pago en cuotas durante un máximo de 20 años.
Además, el Gobierno proporciona subvenciones en efectivo según el monto de la inversión extranjera directa y el número de puestos de trabajo que el inversor extranjero pretende crear en el territorio coreano. En definitiva, Corea está dispuesta a ofrecer terreno y capital a ciertas empresas que cuenten con una tecnología destacada y que sean capaces de contratar a empleados coreanos durante un determinado tiempo. La inversión extranjera directa o IED es uno de los indicadores que demuestran que Corea es un país importante en el sector financiero y en el comercio a nivel internacional. También, a la hora de realizar la IED, el retorno del capital sirve para estimular la viabilidad económica en el futuro. La IED vivió una época dorada tras la crisis financiera de 1998. Los flujos de IED hacia Corea del Sur alcanzaron 29.500 millones de USD en 2021. Mientras tanto, el Gobierno surcoreano ha seguido centrándose en perfeccionar el sistema de apoyo a la inversión extranjera directa. En concreto, en octubre de 2010, las autoridades flexibilizaron los requisitos que se exigían para recibir subsidios gubernamentales en efectivo destinados a la IED. Asimismo, se amplió el alcance de los territorios de propiedad estatal sujetos a la contratación privada. En 2014, se enmendaron el decreto y las normas de aplicación de la Ley de Promoción de la Inversión Extranjera Directa para establecer nuevos criterios de reconocimiento de sedes y espacios de investigación y desarrollo de las empresas globales. En 2016, se reformó la Ley de Promoción de Inversiones Extranjeras para simplificar los complejos procedimientos del registro de inversiones extranjeras, las cuales variaban según el tipo de transacción. En la actualidad, el Gobierno procura mejorar las actuales políticas en apoyo a los inversores extranjeros y a las empresas coreanas que han decidido volver a invertir en Corea para promover una mayor creación del empleo de calidad.